jueves, 26 de marzo de 2009

Inmigrantes con discapacidad

El pasado día 24 de marzo de presentó en Madrid el libro "Las personas inmigrantes con discapacidad en España", publicado por el Observatorio Permanente de la Inmigración, que recoge los resultados de una investigación realizada por el equipo de Intersocial, en colaboración con el CERMI.

Este trabajo constituye un primer acercamiento a la realidad de las personas inmigrantes con discapacidad en España, un fenómeno que, en paralelo al de la inmigración, presenta un incremento muy considerable en los últimos años. Según estimaciones realizadas en el marco del estudio, el porcentaje de personas con discapacidades entre la población inmigrante se acerca al 5%, lo que representaba en 2007 unas 225.000 personas, en su mayoría en edad laboral.

Inmigración y discapacidad constituyen dos factores potenciales de exclusión en muchos ámbitos de la vida social. La situación de las personas inmigrantes con discapacidad es de mayor desventaja, por un lado, respecto a la población nacional con discapacidad y, por otro lado, a la del resto de población inmigrante en España. Las principales dificultades para la integración objetiva, atención y apoyo a los inmigrantes con discapacidad vienen determinadas por situaciones jurídicas que les dificultan el acceso a determinados derechos sociales mínimos. La legislación dificulta a la población extranjera que no tiene regularizada su situación, acceder a servicios básicos y universales para las personas con discapacidad autóctonas, partiendo en primer lugar de la valoración para obtener su certificado.

Los inmigrantes con discapacidad presentan muy bajos niveles de inserción sociolaboral, con altos niveles de precariedad. La inserción laboral es bastante más baja que la de las personas con discapacidad españolas y, además, suele venir acompañada por niveles bajos de estabilidad laboral e ingresos. Buena parte de la población entrevistada trabaja sin contrato.

Las posibilidades de integración, vistas desde la óptica del tipo, densidad y frecuencia con que los inmigrantes con discapacidad establecen relaciones y contactos en España, indican que, por lo general, existen elementos para el optimismo. Aunque a su llegada a España los inmigrantes cuentan con una escasa red social (familiares, amigos, conocidos,…), la información sobre su situación tiempo después de la llegada indica que se dan mejoras tanto en el número como en la variedad de relaciones en su entorno personal. Independientemente del proceso migratorio, las relaciones familiares y de amistades en este ámbito son determinantes, sobre todo cuando se precisa apoyo personal.

El acceso a información y orientación sobre los recursos disponibles constituye también una barrera sobre todo para las personas que proceden de entornos culturales más alejados, o que desconocen el idioma.

El estudio ha constatado un escaso desarrollo de servicios especializados de atención a la población con discapacidad que tengan en cuenta las características especiales derivadas de su condición de inmigrantes. Aunque surgen iniciativas de interés en este ámbito, son todavía patentes las necesidades de coordinación, y estabilización de programas, actividades y servicios.

Dado que, según los datos que aporta el estudio, los inmigrantes con discapacidad se dirigen preferentemente a recursos comunitarios especializados en discapacidad más que en inmigración, se abre un nuevo reto especialmente para las entidades de atención a personas con discapacidad, constituidas originariamente como grupos de ayuda mutua de familiares y de ‘afectados’. Como indican algunos profesionales, es el momento en que estas entidades han de abrirse a nuevos colectivos específicos, como el de los inmigrantes, para dar cobertura a aquellos que –entre otras- tienen especiales dificultades para acceder a recursos por desconocimiento de los mismos (sobre todo aquellos recién llegados que carecen de una red de apoyo que les oriente adecuadamente). Especial importancia en este punto tiene la cuestión de la coordinación entre todo tipo de servicios, dependientes de entidades públicas y privadas, tanto orientados a inmigración como a discapacidad.

Si bien la cuestión de la discapacidad no es en sí misma la principal causa que explica el proceso migratorio, los datos obtenidos demuestran que, aunque con dificultades, los inmigrantes con discapacidad encuentran una mejor atención especializada por discapacidad en España, respecto a su país de origen. De los que están en situación legal y tienen certificado de discapacidad, más de dos tercios se encontraban en situación de discapacidad con antelación a su emigración, por lo que su percepción de mejora en este ámbito se apoya en la experiencia personal.

En general, los inmigrantes con discapacidad reconocen elevados niveles de integración en España. Si bien el grado de integración percibida estaría relacionado con la procedencia de las personas encuestadas, la integración real lo estaría fundamentalmente con la edad, el nivel de estudios y el ámbito territorial de residencia del individuo.

Los encuestados manifiestan dificultades respecto a la complejidad no sólo de la tramitación, sino del acceso a los órganos gestores tanto de los permisos de residencia como de reconocimiento de la discapacidad. En muchas ocasiones se encuentran desorientados porque obtienen información que les resulta equívoca o incluso contradictoria. Las barreras idiomáticas y culturales están presentes aunque no siempre explican estas dificultades, si no tenemos en cuenta también el tipo de atención de los servicios o la forma en que se publicitan o explican los trámites, entre otros.

Aunque los resultados del análisis no muestran unos menores niveles de integración objetiva por parte de las mujeres inmigrantes con discapacidad, la observación de la realidad y la información cualitativa aportada por los profesionales y expertos entrevistados permite afirmar que las mujeres de este colectivo se enfrentan a dificultades añadidas de apoyo e integración. Un primer factor sería la cultura de procedencia y el grado de discriminación por motivos de sexo que esta conlleva. Además, las mujeres inmigrantes con discapacidad se ven afectadas por las mismas dificultades añadidas que aún en la actualidad permanecen en España por cuestión de género, por ejemplo, en el acceso al mercado de trabajo.

El estudio aporta una serie de recomendaciones, entre las que destacan las siguientes:

  • Incrementar la sensibilización sobre las necesidades específicas de los inmigrantes con discapacidad.
  • Mejorar la coordinación entre entidades especializadas, tanto públicas como del tercer sector.
  • Establecer mecanismos de acceso a la regularización cuando se precisa atención social y sanitaria.
  • Discriminar positivamente a la población inmigrante para la obtención del certificado de discapacidad.
  • Realizar registros encaminados a cuantificar la población inmigrante con discapacidad.
  • Incluir de forma transversal en los instrumentos legislativos y de planificación de políticas, medidas de intervención sobre personas inmigrantes con discapacidad.
  • Facilitar con medidas específicas la inserción sociolaboral, que atenúe la doble vulnerabilidad para el acceso al mercado laboral este colectivo.
  • Prestar atención especializada a las personas que adquieren discapacidad durante el proceso migratorio.
  • Incrementar la cooperación en apoyo a personas con discapacidad con los países de origen.
  • Potenciar los recursos públicos de atención especializada a inmigrantes con discapacidad.
  • Incentivar a las Organizaciones del Tercer Sector para la implantación de programas y actividades especializados en el apoyo a inmigrantes con discapacidad.
  • Desarrollar sistemas de coordinación específicos entre entidades de atención a personas con discapacidad, de atención a personas inmigrantes y entidades públicas.
  • Mejorar los sistemas de evaluación y análisis de las actuaciones realizadas en la atención a estos colectivos.